Fuente: Coreen Villalobos Mundo
08/05/2020
Raleigh, N.C., 4 de agosto de 2020- Si el joven mexicano Arturo Villarreal Mendoza, quien está bajo custodia de ICE, tras ser detenido en Raleigh por unos agentes frente a su casa, es devuelto a México, sería asesinado por quienes le cegaron la vida a dos de sus hermanos.
Esta posibilidad mantiene aterrada a Jared Hernández Guevara, esposa del recién detenido y madre de sus 6 hijos, para quien las noches se han hecho interminables y los días oscuros desde aquella mañana del 22 de julio, cuando vio a Arturo esposado a un lado de su carro.
Salió de casa a las 8:15 a.m. para ir a trabajar en un restaurante ubicado en la salida de 10 y fue capturado en el estacionamiento.
Arturo es cabeza de familia. Jared quedó sola a cargo de la casa, sin posibilidad de conseguir trabajo, debido a la pandemia, y con un trasnocho repetido día tras día, ante el temor de que la justicia norteamericana decida romper su familia, al separar a su esposo de sus hijos y exponerlo a un peligro inminente.
"Todavía no puedo entender bien qué está pasando. Él se metió en su carro y cuando lo encendió, le cayó Inmigración. Él logró encerrarse. No les abrió las puertas del carro. Les preguntó a los oficiales si tenían una orden de arresto. Logró llamarme y dejó la llamada abierta para que yo escuchara lo que le estaba pasando. Oí una discusión en inglés y salí de mi casa, envuelta en sábanas para cubrir mi pijama y ver lo que pasaba", relató.
Y ahí estaba... esposado. Habían roto el vidrio del carro porque él quería explicarle a su esposa lo que estaba pasando y lo bajaron a la fuerza.
Jared sintió el impulso de correr hacia la casa, despertar a sus hijos y pedirles que grabaran la detención de su padre y la manera cómo funcionarios de ICE le violaban sus derechos porque fue aprehendido sin mostrar una orden de un juez.
"Yo gritaba: 'No pueden llevárselo. Muéstrenme la orden'. No me escucharon y se lo llevaron para la cárcel de Burlington, en el condado de Alamance, sin dejarme establecer contacto con él".
Jared permaneció 5 días incomunicada. Los agentes no le facilitaban la oportunidad de hablar con él, hasta que fue trasladado al retén del 3301 Hammond Rd., ubicado en el centro de Raleigh.
Arturo llora todos los días, especialmente en las mañanas, cuando escucha la voz de su esposa, a través del teléfono.
"Él está desplomado y me ha dicho que ha pensado quitarse la vida porque no puede soportar la idea de que un juez decida separarlo de sus hijos. Y yo estoy desesperada. Todos los días me pregunto: 'Qué voy a hacer con mis 6 hijos si deportan a mi esposo?'", dijo con la voz entrecortada.
¿Cuándo regresa mi papá?
Los hijos de Arturo y Jared tienen 17, 16, 14, 8, 7 y 3 años. Todos nacieron en Estados Unidos.
El mayor de ellos está estudiando el último grado de la secundaria. Es un excelente futbolista y tenía la ilusión de obtener una beca para estudiar en la Universidad de Carolina del Norte.
Ahora, ante la posibilidad de que su padre sea deportado, teme que deba tirar sus sueños y comenzar a trabajar para ayudar a su madre a mantener la familia.
"Todas las facturas me llegaron juntas. Yo no trabajo y no he conseguido empleo porque la pandemia corrió por todas partes. Él era el sustento de la casa. No sé qué voy a hacer", dijo conteniendo sus lágrimas.
Los hijos menores le preguntan a diario: "¿Cuándo regresa mi papá?" y ella no tiene la respuesta.
Arturo fue llamado a corte. Todos los hijos estuvieron presentes en el recinto cuando el abogado defensor presentó todas las pruebas de cómo la muerte le espera en Guerrero, si vuelve, y tambien escucharon cuando el juez las desestimó todas.
"Yo quise que ellos fueran para que vieran a su padre, al menos desde un banco de corte. Yo no pude ir por miedo a que me encarcelen a mí también. Y si eso ocurriera, ¿Con quién se quedarían mis hijos?", se preguntó Jared. Los menores regresaron a casa aquel día tristes y desmoralizados... impotentes. No pueden hacer nada por su padre, ni siquiera abrazarlo.
Imposible volver a Guerrero
Arturo y Jared son de Guerrero, México. Arturo llegó a Estados Unidos en el 1998 y Jared en el 2000.
Echaron raíces en este estado y comenzaron a trabajar arduamente para tener una vida mejor.
Cuenta Jared que el hermano de Arturo fue asesinato en Guerrero por motivos políticos. Poco tiempo después, muere otro de sus hermanos, en las mismas condiciones.
"En Guerrero eso está muy feo. Devolvernos no es una opción para nosotros. Queremos quedarnos aquí, juntos, haciendo equipo para proveerles bienestar a nuestros hijos", indicó antes de subrayar que otros miembros de la familia de Arturo han sido intimidados por grupos políticos.
"Incluso, a mi hijo mayor le han enviado mensajes de amedrentamiento que lo han aterrorizado y a mí también. Él habló con un oficial de policía, con la intención de pedir protección y aún no lo han escuchado", señaló Jared.
Reafirmó esta joven que "mis hijos se han enterado de los homicidios de sus dos tíos y yo tengo mucho miedo de que a mi esposo lo maten cuando llegue a México, si lo deportan. Yo les ruego a los jueces que oigan mi voz, vean mi vulnerabilidad y se pongan la mano en el corazón y no lo deporten y le concedan un asilo".
Jared está asustada, angustiada y tiene miedo, pero también tiene la esperanza de que Arturo vuelva a casa en un futuro no muy lejano porque "existen pruebas suficientes del peligro de muerte que corre toda nuestra familia si nos forzan a regresar a México".