Fuente: Compilación: Coreen Villalobos Mundo / Fuente: EFE
06/15/2022

Los Ángeles, EE. UU., 11 de junio de 2022- La permanencia de un gobierno dictatorial en Venezuela y la profundización de una crisis humanitaria sin precedentes en esa nación, no fueron puestas en duda durante la Novena Cumbre de las Américas celebrada, la semana pasada, en Los Ángeles.

De hecho, Venezuela fue el centro de la atención a lo largo de muchos debates.

Ninguna autoridad de ese país fue invitada a participar en la cumbre, debido a las continuas e incesantes violaciones a los derechos humanos, suficientemente documentadas y asentadas, inclusive, en el último informe suscrito por la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile.

Es ampliamente reconocido el talante dictatorial de los gobernantes de Venezuela, desde la llegada de Hugo Chávez, en 1999, y la continuidad de un régimen comunista -calificado como uno de los más nefastos de América Latina-, de la mano de Nicolás Maduro.

Entendiendo esta realidad, intentando controlar el flujo de migrantes venezolanos por todo el Continente -nunca antes registrado- y trazándose la meta de proteger a esa población que huye para sobrevivir a la pobreza, la escasez y los altos niveles de inseguridad, muchos mandatarios crearon nuevas políticas de acogida y amparo.

Estados Unidos se comprometió a ampliar hasta 20.000 su cuota de refugiados de las Américas para 2023 y 2024, con especial prioridad a los haitianos; y anunció 314 millones de dólares en ayuda humanitaria para venezolanos dentro y fuera de su país.

Costa Rica prometió renovar el estatus de protección temporal especial para los migrantes de Venezuela, Nicaragua y Cuba que hubieran llegado antes de marzo de 2020, y Biden agradeció en particular los esfuerzos que ha hecho ese país y los de Ecuador.



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